lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Por qué no queremos que África se salve?

Llevamos años evitando mirar la realidad que asola nuestras fronteras. Llevamos mucho, muchísimo tiempo tratando de evitarnos el conflicto moral que supondría volver la cabeza, los ojos, hacia nuestros vecinos.
Nos separa de ellos el mar, nos separan barreras, fronteras naturales. Hemos querido alejarnos aún más. Hemos querido protegernos. Se dice que "la mejor defensa, es un buen ataque", así, simplemente, les atacamos. Yo no he visto las cuchillas, las concertinas las llaman ahora, de Ceuta y Melilla. Mucha gente no las ha visto. Pero sabemos que están ahí, luciendo bajo el sol. Engalanadas con sangre, piel y sudor. Brillando y orgullosas de cumplir su cometido. Como un terrible monumento a la barbarie.

Las llaman concertinas, pero son cuchillas. Les llaman ilegales, pero son personas. Lo llaman protección y es ataque. Lo llaman legalidad, cuando lo único que vemos es crueldad.

¿Por qué no queremos que África se salve? ¿Por qué negamos su existencia? Sólo existen cuando son una supuesta amenaza. Cuando nos traen enfermedad, guerra o miseria. Nos molesta verlo. Porque nos pinchan la burbuja de irrealidad donde nos sentimos a gusto. Porque la sociedad en que vivimos está inmersa en una egolatría salvaje que nos impide girar la cabeza para observar y comprender a quienes, víctimas nuestras, tratan de vivir. Sólo vivir.

Y por eso han puesto cuchillas. Pero se han equivocado. África seguirá existiendo, seguirá trayendo dolor, seguirá naciendo una y otra vez, seguirá mostrándonos la miseria. Y seguirá siendo pobre. Mientras sigamos con los brazos cruzados, seguirán siendo asesinados en nuestras fronteras. Con nuestros nombres por bandera.

¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?

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