viernes, 10 de abril de 2015

Corporación de la Infamia

Naturales de Cartago coreando
tras los plasmas el silencio de un país.
Letras del abecedario contenidas en cajas.
Jueces y partes combinadas
chorreando injusticia.
Gente que añade vocabulario al síntoma social.
Picaresca como estado mental
de quienes, cómplices,
amoratan sus cuentas en el extranjero.
La sonrisa tiesa,
estandarte publicitario
de los perversos.
Hipnótico embrujo el de los falsificadores de sueños
-voces de sirena, manzanas envenenadas,
espejismo de democracia-.
Las excusas formando imaginario colectivo.
-Lo desconozco.
-No volverá a ocurrir.
-La tarjeta no era negra.
-No he cobrado ni en A ni en B.
-No lo recuerdo.
-Pido perdón.
-Está lloviendo.

Un país que continúa mojando sus miserias
en la tinta
de una fotografía que retrata el caos.
El verdadero símbolo nacional;
Un dedo corazón.





domingo, 5 de abril de 2015

Patera

En el silencio del mar
una letanía de hambre
se cuela en el oído del niño;
su madre le susurra despacio
una canción de amor.
Así, medio dormido, sin fuerzas,
(la melodía amortigua
el ímpetu feroz de las olas),
el niño deja de temblar.

Un hombre sujeta su rostro en las manos.
-Respirar.
Apretar las cuerdas de la garganta
para no reventar en llanto-.
Miradas perdidas en el horizonte del tiempo.
Noche que hundes los sueños
bajo hélices de espuma blanca.
Cadenas invisibles que tintinean
en lo más profundo del océano.
Inundación de gritos.

El mar escupe maderas de sangre
en la tierra
donde se prostituye la esperanza.