viernes, 16 de marzo de 2012

Primer sueño

-Buenas noches.
-Que descanses.
-Papa...
-Dime. -Me mira. Yo lucho por contener las lágrimas mientras le veo sentado en el sofá fumándose un Fortuna. Me sonríe.-¿Qué pasa?
-Nada.
-Venga, pues hasta mañana.
Ésta vez no lo puedo evitar y un par de lágrimas traicioneras ruedan por mi cara. Me doy la vuelta rápidamente para que mi padre no me vea. Me tiemblan las manos, y la voz.
-Te quiero, papa.-Digo en un susurro apenas audible. Me acerco y le doy un beso.
-Y yo, hija.-Me guiña un ojo y le da otra calada al cigarro. Mientras le miro, pienso que no conozco a nadie que fume tan bien como mi padre. Le da una calada y se pasa la mano por la frente, pensativo. Frunce el ceño. Me mira de nuevo.
-¿Quieres uno?-Me dice, ofreciéndome el arrugado paquete de tabaco.
-Sí.
Me siento a su lado y me enciendo un cigarro. Nos miramos. Estamos sentados uno al lado del otro, pero muy lejanos. Me pregunta que si le he olvidado.
-Pues claro que no.
Y ahora ya sí que no lo puedo evitar. Lloro. Lloro como una niña pequeña. Y él me abraza. Me sienta en sus rodillas y me consuela. Al rato, se levanta, me acuesta en el sofá y me dice que tiene que marcharse. Le suplico que no se vaya.
-Pero, hija, mañana nos vemos.- Le obligo a prometérmelo. Y lo hace.


Tengo que decir que ha cumplido su promesa. Noche tras noche.
Y son algo más que sueños.

Quise un bello sueño y cuando llegó, me dolió que fuese sueño.

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