martes, 23 de junio de 2015

Arena y viento

Desde el cielo de la madrugada,
que se refleja en pupilas encendidas de amor,
engalanadas en palabras y risas,
siento el alegre compás de tu aliento.
Y sueño.
Sueño que estás a mi lado.
Mis dedos rígidos apoyados en las rodillas,
con las uñas bañadas en esmalte carcomido,
se liberan del cuerpo y te toco.
Tu cuerpo cansado,
azul,
hambriento de humo y corazón,
juega con versos de viento
y tu lengua deshace el escudo cobarde
tejido en las noches de insomnio.
Despacio,
como si fueras el silencio de las dunas de algún desierto,
me susurras palabras
que entonas
desde mi propia locura.
Todo lo que puedas decir
o pueda yo decir
se somete, desnudo y libre,
a la extraña cadencia de tu voz.
Y no escucho
ni siento
ni respiro
nada más
que el acento blanco y suave
de tu boca de viento
revolviendo la arena de mi cuerpo.


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